hablaré desde esta desnudez sin mente,
ni manipulada lógica…
del hombre que he sido…
Si he amado amor? Puedo sin equivocarme,
decir que amé…
Pero debo decirlo,
ahora es tan inconfundible esta alegría,
amanecerme con tu apego en la piel,
con tu nombre en el pecho,
que es casi llanto, rogativa…
con la mirada que desaparece buscándote…
De verdad te digo, amor, no!
no me había sorprendido ni
me había descubierto diciendo:
Te amo,
SOLO,
en mi rutina diaria entre colegas…
ni me había sorprendido acariciando
papeles de oficinista,
la textura suave de los útiles,
buscándote.
Y es que contigo, amor,
no preciso para encontrarte:
ir por el beso del rocío,
ni al cuchillo de una tarde ardiendo...
Te acurrucas en mi recuerdo
y me habitas como único habitante…
como la mujer que inclinó
su ternura,
y acomodó serenamente el amor
sobre mi razón y mi alma.